Sube la marea

Si, soy yo, acá desde torre de control número 28, transmitiendo en exclusiva con repetidoras en todo el país, mujeres que no aprobaron el año y se llevaron tres (o más) materias a marzo (como mínimo) pero que están decididas a llevar mi mensaje de paz, amor y alguna otra huevada de esas que tan bien caen siempre.

Estimados padres, alumnos, tutores, maestros, empleados de limpieza, señora del kiosco: HOY, nos reunimos para conmemorar el aniversario número 19 (aproximadamente) del anuncio histórico que hiciera hace ídem días: entrar en el concurso Bronca para mayores de 18 años, tema: un lugar en el mundo. Después de muchas vueltas decidí no hacer ninguno de los que propuse. Y no por ello menos importante quiera agradecer a aquellos que con toda la algarabía y las buenas intenciones típicas de la gente del interior, votaran por candidatos caducos con tino y sin Turner (el dueño de CNN ¿no?). Medalla de bronce: María Elena, que no votó. Medalla de plata: Mariana, por su sobre con boleta García, lista 444. Y la medalla de oro (redoble de tambores y retriple de jamón y queso con un poco de esa mayonesa a la oliva que saca la nesa y unifica la o) para: Cari, por su voto comprometido con explicación para el resto perdedor. Gracias amigas, sin ustedes no podría haber descartado todas las opciones y terminar haciendo este poster que no entra en escaner conocido por el hombre (50 x 70).

Bueno, la verdad es que a mi me parece lindo y va con esa tendencia a la saturación de cositas que tanto me caracteriza últimamente. Por otro lado pienso que pintarlo me costará una docena de los de granja (de yema amarilla) y debo entregarlo antes del: ¡próximo martes 15 de noviembre! Sí, me queda una semana, le voy a dar gas y cuerda y espero ser un participante de esos que esperan la llamada: ¡saliste premiado!

Me hago ilusiones sin querer o queriendo pero sin darme cuenta. Acá los dejo con un rejunte periponcho para que vean que difícil se me va a hacer escanear al muy ladino. Me voy porque tengo que sacar a pasear al chicho, un caniche que compré para amortiguar el choque que implica tener que vivir como pobre diablo ingresado al programa de protección de testigos (siempre te mandan a un lugar donde hay un lago o un cabo y te da miedo).

PD: Última nota de color, la tipografía parece la de Chupame el Puncho (léase Sucker Punch).