martes, 24 de abril de 2012

Blanca Nieves

Ay, miren que a veces me pongo muy pero muy sarpado ¿e? Si ya lo digo yo. Les cuento para los que no tienen facebook que en realidad este dibujo lo hice para Illustration Friday y le puse el link de facebook para ver que pasa... por ahí me gano el Pullitzer al ilustrador, conocido como Illustzer. Mis grandes mentores, mi mandíbula, César, entre Bananas y Pueyrredón. Un día voy a escribir largo y tendido sobre la diferencia entre irigoyenes.

martes, 17 de abril de 2012

unfardo Furniture


Furniture es el futuro. De hecho, si quitamos "rni" nos quedamos con "future", o como a mí me gusta llamarla: the english word for futuro. Cabe destacar que no diseñé una silla. Tampoco la construí. Pero lo que sí hice fue lijarla, pasarle sellador (dos manos, no sabía muy bien lo que hacía), dos manos de esmalte sintético mate blanco, y ahora la dibujo. Tomo mis marcadores UniPosca (que nada tienen que ver con el famosísimo e igualmente talentoso comediante de mismo apellido que de gracioso tiene mucha fibra... jaja, ahí me reí yo de sólo pensar en él) y empiezo a darle de aquí para allá con florecitas y cositas primaverales ya que ésta, oh sí, es una pieza de mi Opus Granito: Las Cuatro Estaciones (mayúsculas mías). Es sólo el comienzo. Y para que vean que voy re en serio me acabo de abrir un Facebook, uno de los mayores indicios de seriedad conocidos por el hombre moderno. Facebook me preguntó por el Highschool y me recomendó que lo deje meterse en mi casilla de email para buscar a mis amigos (¿?). Le dije que no. Es como si alguien viniera con intenciones de meterse en mi cajón de ropa interior... Después de una analogía tan mala, los invito a mirar fotos.






domingo, 8 de abril de 2012

Ni idea yo

No sé si alguien tiene idea de a qué me refiero con "ni idea", lo más probable es que tengamos una vaga idea, una idea similar, un pensamiento inconcluso, aproximado, análogo, aunque, ante todo, para nada igual. Pero no importa, porque cuando no tengo idea de lo que me pasa realmente no tengo idea de lo que me pasa. O sea, hay algo, un concepto, un boceto, pero nada más. Quizás lo único que queda por hacer es aceptar ese boceto como realidad, pero no me parece porque es un boceto y yo antes tengo que entintar y pintar ese boceto. Después por ahí lo redibujo  un par de veces porque me parece que podría corregir todas esas imperfecciones que veo y que el resto simplementre piensa que son detallecitos, huevadas o cosas en las que no importa detenerse ahora, quizás se detengan más adelante si la casualidad los cruza por ahí. Pero yo me quedo con la imagen de lo que podría haber sido en mi cabeza. Igual no quiero escribir del dibujo, ¿o sí? No sé tampoco eso. Por ahí me pongo a escribir de lo que me pasa (¡que vaya a saber alguien qué es!) y termino escribiendo sobre el dibujo ¿no? Como que inevitablemente lo mío es el dibujo ¡ahí tenés! ¡una visión de futuro con nietos y premios Martín Fierro al dibujante (¡Mirta Legrand y Guillermo Andino! ¡Carnicerias y gigantezcas companias lácteas!). Entre las certezas del momento me gusta la que dice que me encanta darle duro a las teclas del teclado, recién me entusiasmé tanto que casi borro todo porque le pongo tanta fuerza al tipeo que le pifio a la tecla y aprieto cualquier cosa y blogger me preguntó si quería borrar todo o si quería ir al baño y yo dije "¡acepto!" ¡JÁ! Por suerte sólo borró una partecita de esas que se pierden en el infinito y en el inconsciente (¿son lo mismo? te dejo pensando...). Y escribo y no miro la pantalla, contra toda lección de tipeo del mundo y el bachiller mercantil. Yo sólo miro las teclas porque me gusta mirarlas y porque es más fácil pegarles con fuerza si las estoy mirando. En definitiva, no sé muy bien qué me pasa y cuando yo no sé muy bien qué me pasa digo "estoy melancólico" como para no decir algo tan drástico como "estoy triste". No, jamás digas eso de que estás triste porque mejor siempre es no decirlo. Además melancólico es súper poético. O al menos tiene más letras. Por ahí la mayoría lo asocia rápidamente a triste como para poder vivir con un par de emociones de pocas sílabas en la cabeza (¿"comer" es una emoción?). Entonces iba a eso, como que quizás estoy triste y lo acepto. Y si no estoy triste ¿sabes qué? Lo acepto igual porque al menos quiero aceptarlo y después decir por ahí "yo puedo aceptar la tristeza sin ningún tipo de inconvenientes". Porque decir eso está bueno, pero decir cosas como "ni idea yo" es re estúpido y poco profesional de la emoción. Sin embargo aquí me tenés, diciendo las dos cosas ¿viste? Por ahí sólo era cuestión de dar un par de vueltas más a la tuerca (fumate esa referencia literaria, completamente exenta de fantasmas... ¿completamente? ¿exenta? ¿qué? ¿qué dice? ¡cuántos signos de interrogación!). Bueno, sigo con lo de ni idea. Entonces estoy triste, ahí tenés lo dije. Y creo que la tristeza debe venir de algún lugar donde las cosas no se completan. Como que del reino de la frustación llega la tristeza en omnibus y se baja en mi terminal

(interrupción telefónica, aproveche y cómprese unos nachos)

y yo la voy a buscar pero como que no le digo nada, o si le digo le digo "¡e! Melancolía, vení para acá" y ella me mira confundida y me dice "¡no! ¡no soy Melancolía! ¡soy Tristeza!" y yo la miro como sobrándola y revoleando los ojos y le hago señas como para que suba al auto. Y me la llevo y la dejo por ahí, no sé, después me olvido de que la fuí a buscar y que compartimos un transporte y hasta por ahí se quedó a dormir conmigo. Muy pocas veces me doy cuenta que todavía está ahí cuando me levanto al otro día y prácticamente nunca está conmigo una vez que volví del trabajo o similar. Es decir, primero no la llamo por su nombre y después soy un anfitrión de mierda. Lo que más bronca me da es que así y todo la muy puta sigue sacando pasajes a mi casa. ¿Qué tengo que hacer? Quizás la próxima ("la próxima" jeje, dejemos pasar ésta que seguro mañana se va) debería llevarla a comer algo y charlar con ella aunque sea del clima. Porque si voy a hablar primero voy a dar muchas vueltas (me hice un campari) y después por ahí le pregunto "¿qué te trae por acá?". Es bueno hablar en metáforas y analogías y crear cuentitos porque sino es muy depresivo. De paso la gente se ríe y piensa "¡me hace reir! no debe estar tan triste entonces" Y ahí es cuando yo digo "¡VISTE! ¡YO PIENSO LO MISMO!" Y lo pienso. No lo digo así porque sí. Lo pienso desde el centro de mi luz (upa). A ver, entonces ahondo un poco más esta superficie aparentemente lisa y encuentro un par de cosas, como que la vida por ahí no me completa como me completaba antes y ahí me parece que me miento un poco. Como si hubiese ganado un premio Nobel en algún momento (¿será ese imán de la heladera?). No me considero un potencial premio Nobel, ojo. Pero creo que cuando me insatisfago del presente me pongo a mirar el pasado con los ojos satisfechos de no ver muy bien (tengo presión ocular, les cuento). Y ya me perdí de vuelta en un mar de analogías e historias breves pero concienzudas...

Doble enter porque creo que perdí el flujo. Como aquella que abandona el tampón yo debo ahora retomar el hilo de algo que no tiene ovillo.

No viene bien este post me parece. Venía a full poniendo mi alma al desnudo y ahora me encuentro en overol. Mi alma y yo. Obviamente no estoy solo. Obvio. Tengo gente alrededor. Alguna gente me hace reir y otra no. Otra gente me toca el alma y otra me toca cosas que mejor no mencionar. Y así me van moldeando los días. Porque ya sería mucho decir que te moldean el carácter o algo así. Esta gente de la que hablo me moldea los días, las semanas. Y están los considerados que te miman y te dan de comer, están los inconcientes que no tienen idea de que te están haciendo bien o mal, y al final del tarro están los desconsiderados que ven que uno no está del todo bien y se llaman a silencio o algo peor como hablar. Y entonces se sucede una serie de eventos afortunados y desafortunados que van construyendo el día, y yo los voy ubicando en distintas partes, como para que se balanceen y no se caiga todo a lo Jenga mal construído. Si tengo muchas pilas te los ubico sin pensar, uno acá, otro allá, y no se cae nada. Al final del día me llevo unos 500 puntos. Pero cuando me llevo 400, 200, 10 o quizás nada... ahí todo cambia. Porque al otro día estoy como jubilado en bingo y empiezan a caer las piezas y francamente no sé donde ponerlas. Hoy fui un jubilado. En realidad creo que vengo jubilado desde hace unos días. Toda la semana santa creo. No puedo hacer mucho. Voy con un vaso plástico que contiene un par de monedas de 25 centavos que hacen un ruido ínfimo y de repente me patean el bastón. Sería iluso pensar en levantarse veinteañero al otro día, o adolescente. No hay manera. Tengo que pasar primero por todas las edades del hombre que se interponen entre el jubilado y el resto. Y la equivalencia aproximada es de 1 edad=1 día. En el mejor de los casos. Y yo veo que se avecina una semana PAMI. Una pena realmente porque tengo bocha de motivos para dejarme de joder, pero me avejenté en estos últimos días como hacía tiempo que no lo hacía. Qué bárbaro. Espero contar con un par de esos considerados que me alimentan como es debido y poder superar todo con altura. No pido mucho tampoco.

Y sí. No tengo ahora mucha más idea que antes, no no no. Pero algo escribí, como eso de la tristeza. Y lo del Jenga. Puedo decir que finalmente me reconozco triste. Y teniendo en cuenta que arranqué como confeso melancólico, y teniendo en cuenta las teorías que se sucediron me aventuraría a decir que alrededor del jueves santo recibí un llamado desde la terminal para decirme que tenía que pasar a buscar un pasajero que está durmiendo conmigo desde entonces, que no nos hablamos pero que al menos recién nos miramos cómplices, que en algún momento del día de hoy, un pelotudo me tiró un par de piezas que no encajan en el Jenga este que diseñó un chino del demonio, que tengo terribles ganas de jugar al bingo y, sobre todo, que esto de escribir me divirtió mucho más que el capítulo de Mad Men que etiqueté como "salvador de una noche de domingo" cuando tendría que haber sabido desde el principio que la solución era jugar bien al Jenga.